AFP
Kamala Harris y Donald Trump debatirán la noche este martes por primera -y quizás última- vez, en una campaña extremadamente reñida para las elecciones estadounidenses de noviembre. Lo harán en Pensilvania (este), uno de los siete estados bisagra, aquellos que se inclinan por uno u otro partido dependiendo de los comicios. Concretamente en Filadelfia.
La vicepresidenta y el expresidente republicano nunca se han visto en persona. Pelean a distancia desde que la demócrata irrumpió con fuerza en la carrera electoral, tras la retirada del presidente Joe Biden el 21 de julio.
Ella lleva atrincherada desde el jueves en un hotel de Pittsburgh (Pensilvania) para preparar el debate y él, por el contrario, ha incrementado sus apariciones públicas en los últimos días.
El duelo de 90 minutos, que será retransmitido por el canal ABC a partir de las 7 pm (hora salvadoreña), podría ser el único. No hay ningún otro previsto antes de los comicios del 5 de noviembre.
Harris y Trump «no tienen motivos para correr grandes riesgos», pronostica el comentarista Joshua Zive, con sondeos «tan ajustados» a dos meses de unas elecciones que podrían disputarse, como en 2016 y 2020, por unos miles de votos en algunos estados.
«Hay más en juego para Harris que para Trump porque él ya es muy conocido, mientras que ella todavía tiene que explicar quién es a la mayoría de la gente», dice Mark Feldstein, analista de medios de la Universidad de Maryland.
El millonario de 78 años, privado de su mejor enemigo, al que apodaba «Joe el dormilón», quiere cortar el impulso ganado por su rival de 59 años, a la que llama «tonta» y «mala».
«Superpoder»
«Su superpoder es ocupar e invadir el espacio, pero nosotros, los estadounidenses, tendemos a querer presidentes que son dominantes», describe Rebecca Gill, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Nevada.
Flavio Hickel, politólogo del Washington College, cree que «la fuerza (del republicano) proviene de sus digresiones inconexas que desestabilizan a sus oponentes».
«Si yo fuera Harris, no perdería el tiempo desmontando cada afirmación falsa de Trump», aconseja Andrew Koneschusky, exportavoz del senador demócrata Chuck Schumer.
La vicepresidenta, primera mujer y primera persona negra y de origen asiático en este cargo, tendrá que luchar contra la percepción sexista «según la cual una mujer que se afirma es estridente», señala Gill.