Las procesiones del Jueves y Viernes Santo fueron las primeras luego de que la pandemia por Covid-19 limitara las actividades a la virtualidad. Pero la afluencia todavía no ha vuelto a ser la misma que en 2019.
Los feligreses avanzaron en una procesión encabezada por una cruz de madera, cargada por ocho hombres. Todos vestidos de morado y encapuchados. Evocaban a los soldados romanos. Así conmemoraron, como cada año, la crucifixión de Jesús.

Aunque la afluencia no ha sido igual, unas tres cuadras del centro de San Salvador fueron abarrotadas por los feligreses que buscaban llegar a la iglesia El Calvario. Esta es la procesión más extensa de San Salvador y a la que elementos del Cuerpo de Agentes Metropolitanos y de la Policía Nacional Civil dieron seguridad.
En el recorrido, seis andas con imágenes eran cargadas por varios grupos de personas. La de María, la de María Magdalena y la de la Verónica eran sostenidas por mujeres, entre ellas Marielos, que ha venido a esta procesión desde niña, siempre con una promesa. La imagen de Juan y la de Jesús, fueron cargadas por hombres, algunos encapuchados.