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EDITORIAL
Las cifras de homicidios en Costa Rica han crecido y han roto récords en los últimos años, el presidente Rodrigo Chaves, y el ministro de Seguridad, Mario Zamora, aseguran que el poder judicial es el responsable de esta criminalidad, pero no saben qué hacer para frenarlo.
Durante su gira por Puntarenas, el presidente Rodrigo Chaves aseguró que los cuerpos policiales están haciendo su trabajo, pero son los jueces de la República los que impiden que los delincuentes estén en las cárceles.
El mandatario Chaves puso como ejemplo la realidad que vive en El Salvador: “Hay un país vecino, usted sabe lo que hicieron ahí. Yo no violento el sistema institucional de Costa Rica, pero ese país vecino, El Salvador, cambió a los jueces, cambió a los fiscales, cambió las leyes etcétera… y bueno, han tenido los resultados que han tenido (…). Yo no quiero ser Bukele, yo quiero ser Rodrigo Chaves, el presidente de Costa Rica”, señaló.
Pero el presidente Chaves, está “más loco que una cabra”, porque él, aunque quiera no puede cambiar a los jueces corruptos, es la Asamblea Legislativa la que hace los cambios, y en El Salvador los diputados del parlamento destituyeron a los jueces que se habían enquistado en el organismo judicial, respondiendo a la petición que hizo Nayib Bukele.
Por lo tanto, el presidente de Costa Rica, no puede destituir a los jueces corruptos, tienen que ser los diputados, pero para ellos, los parlamentarios de su bandada deben ganar la mayoría, o los que actualmente forman parte de la Asamblea deben estar a favor de Chaves, y destituir a los jueces, como pasó en El Salvador.
Lo que pasa es que Chaves no tiene las “agallas” ni el valor para proceder de esa manera, no se ha ganado la aprobación y el apoyo del pueblo costarricense como lo hizo Bukele en El Salvador, que mandó a la “porra”, incluso al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a los parlamentarios estadounidenses que querían meterse en lo que no les importa.
En El Salvador, Bukele señaló que la mayoría de jueces ya habían cumplido su tiempo de servicio y deberían dar oportunidad a los nuevos abogados para que ocuparan esos cargos, y así se hizo, por supuesto que los jueces, muchos de ellos corruptos, y vinculados con el crimen organizado protestaron, los partidos políticos de oposición los acuerparon, pero de nada les valió y el órgano Judicial fue depurado.
Pues eso mismo debe hacer el presidente de Costa Rica, pero para ello debe ganarse la aprobación del pueblo, o como ya dijimos el apoyo de los parlamentarios actuales y proceder a limpiar el Órgano Judicial en Costa Rica que está más podrido que un cadáver putrefacto.