
Editorial
Parece ser que los líderes de las maras y pandilla salvadoreñas son ignorantes y tontos, pero eso no es cierto, investigan y analizan que determinaciones tomar cuando se sienten amenazados como está pasando en El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele les ha declarado una guerra frontal con el fin de eliminarlas, y hasta el momento lo está logrando.
El viernes por la madrugada 2, 000 pandilleros fueron trasladados desde diferentes centros penales al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), que es la cárcel más grande del continente y puede albergar a 40,000 reos, aunque datos de otras fuentes señalan que existen unos 60, 000 delincuentes de la Mara Salvatrucha MS – 13 y del Barrio 18.
Ante esta guerra frontal que les ha declarado el presidente Nayib Bukele, quien en repetidas ocasiones ha manifestado que se van a capturar “hasta el último terrorista”, los pandilleros han buscado hacia donde escapar y han decidido que un país donde pueden instalarse en España, ya en Barcelona se encuentran varios líderes de estos grupos y están comenzando a accionar, como saben hacerlo: extorsionando, exigiendo rentas a negocios y otros centros comerciales, así como a personas con capital de trabajo.
Los pandilleros tomaron esta determinación porque la pena de muerte en España fue utilizada, sin interrupción hasta 1932, cuando fue abolida a raíz de una reforma del Código Penal introducida durante la Segunda República. «Por un sentimiento de notoria falsía y que no se compagina con la seriedad de un Estado fuerte y justiciero fue cercenada de la escala general de penas, eliminándose de ella en el código penal de la nefasta república, la de muerte.»
Las últimas ejecuciones en España se llevaron a cabo el 27 septiembre de 1975. Cuando fueron fusilados dos militantes de ETA, Jon Paredes y Anjel Otaegi y tres del FRAP, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena, sin que esto comportara una mengua de los atentados terroristas.
Quizás por esto es que los pandilleros están migrando a España, pensando que ahí pueden actuar con mayor libertad, diferente a lo que pasa en Estados Unidos, donde la semana pasada ejecutaron a varios pandilleros salvadoreños acusados de crímenes sangrientos.
Vamos a esperar para conocer lo que hará la justicia española y las autoridades de ese país para frenar con tiempo esta amenaza, que si la dejan que crezca y se distribuya por varias ciudades enfrentarán una vorágine de violencia, crímenes y extorsiones nunca vistas en la llamada madre patria.