Editorial
La población salvadoreña lamenta que una gran cantidad de personas que han cometido diferentes delitos se escapen y logren ubicarse en otros países en donde incluso, a algunos de ellos, les brindan refugio y logran la nacionalidad argumentando que son perseguidos políticos, cuando en realidad son violadores de ls justicia.
La lista es larga en ella están los expresidentes de la república Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, también están diputados como Margarita Escobar o exfuncionarios de gobierno como Sigifrido Reyes y otros más.
Lo que da cólera, y por supuesto también da risa, es que la Fiscalía General de la República y el Ministerio de Justicia y Seguridad salgan dando declaraciones de estos casos y señalen que los prófugos no viven en paz en otros naciones porque temen que un día caerán.
La población considera que no hay que ser muy inteligente para realizar acciones que impidan estos escapes de delincuentes sin violar la ley, por ejemplo que se pongan tres o cuatro policías frente a las casas de los que podrían intentar fugarse y que solo se limiten vigilarlos, que registren los baúles de los carros que salgan de esas casas y que los sigan hasta donde se dirigen.
Esto puede hacerse pues de ninguna manera se está violentando la libertad de circulación de nadie, pero no se hace y los delincuentes salen por la puerta ancha con millones de dólares y se instalan en otras naciones.
El Presidente Nayib Bukele no puede estar en todo y necesita que le apoyen, tiene como vicemandatario a un abogado, Félix Ulloa, que bien podría ases orarlo, además tiene abogados en su gabinete de gobierno, pero no sirven de mucho.
Además tiene mayoría en la Asamblea Legislativa, domina la Fiscalía General de la Republica, tiene el poder sobre la Sala de lo Constitucional, pero no actúa, mientras los delincuentes políticos escapan y muchos se ríen, mientras el pueblo se siente frustrado porque evaden la justicia, no vaya a ser un delincuente común porque a esos si los detienen, irrumpen en sus casas, los persiguen, los asedian y los capturan, y eso está bien, pero los gatos gordos siguen burlándose del pueblo salvadoreño. “Hasta cuándo va a permitir esto señor Nayib Bukele.
