Por Carlos Driótez

Los Estados Unidos de América, es un país económicamente poderoso, pero los dueños de esas fortunas son migrantes europeos que llegaron en los años 1900 y trabajaron para salir adelante, más recientemente comenzaron a migrar a la nación norteña migrantes de países como México y Centroamérica que han llegado a trabajar por necesidad ganando salarios bajos, pero en comparación con los de sus países representan un ingreso fabuloso.

Así llegó la familia de Donald Trump, su madre, Mary Anne, nació en 1912 en Tong en la isla de Lewis, en la costa de Escocia. En 1930, con 18 años, tuvo unas vacaciones en Nueva York, donde conoció a Fred Trump y se quedó en esa ciudad. Donal Trump nació en Queens, Nueva York, y tiene cuatro hermanos, o sea que él también proviene de una familia migrante a las que ahora cuestiona con desprecio.

En enero de 2018, los ataques del presidente Donald Trump, van más allá de Twitter. En el marco de una reunión en la Casa Blanca sobre inmigración, Trump llamó “países de mierda” («shithole countries») a Haití, El Salvador y algunos países africanos que no especificó, según informó el diario The Washington Post y confirmaron después el resto de los medios estadounidenses.

El jefe de Estado norteamericano añadió también que preferiría recibir en el país a más inmigrantes de Noruega (con cuya primera ministra se reunió esta semana) en lugar de los de esas naciones. “¿Por qué tenemos a toda esta gente de países de mierda viniendo aquí?”, se quejó Trump.

Trump ha reaccionado en contra del proyecto de ley migratorio que limitaba que ha otorgado visas a algunos ciudadanos que han sido retirados del programa Estatus de Protección Temporal (TPS), como Haití, El Salvador, Nicaragua y Sudán.

Lo que Donald Trump no acepta es que son esos migrantes los que con su trabajo han hecho grande a los Estados Unidos, realizando labores infrahumanas como limpieza de tuberías de aguas negras, recolección de basura, barrido de calles, motoristas de trailer, trabajos domésticos, servicios en casas de norteamericanos ricos, construcciones de edificios y más, que los estadounidenses no quieren hacer por lo duro y por los malos salarios.

Ahora, tras el anuncio de este domingo  21 de julio, del presidente Joe Biden  de que renunciaba a la reelección, parece que su candidatura será retomada por la vicepresidenta Kamala Harris como candidata por el Partido Demócrata para las elecciones del 5 de noviembre.

Kamala Harris nació en Oakland, California. Los padres de Harris -su madre india y su padre jamaiquino- se divorciaron cuando ella tenía 5 años, momento en que su madre, Shyamala Gopalan Harris, investigadora del cáncer y activista de los derechos civiles, se hace cargo de la crianza de sus hijas.

Harris dice que su madre las sumergió a ella y a su hermana pequeña, Maya, en la comunidad negra de Oakland. «Mi madre comprendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras», escribió en su autobiografía The Truths We Hold.

Es por esta razón que se espera que Kamala Harris, no tenga esa actitud tan despectiva contra los migrantes como la tiene Donald Trump. Harris estudió derecho en la Universidad Howard -una de las universidades históricamente afroestadounidenses más importantes del país- donde se involucró en cuestiones políticas como el apartheid en Sudáfrica y las relaciones raciales en Estados Unidos.

En 2016, fue elegida senadora por California. Después de su victoria, prometió proteger a los inmigrantes de las políticas del entonces presidente electo Donald Trump y para ello permaneció en el cargo de fiscal general hasta finales de 2016.

Ojalá, que si Kamala Harris, gana las elecciones de noviembre, el trato ha los migrantes ilegales de los Estados Unidos cambié y sea más humano, por que lo que los ilegales buscan en tierra norteamericana es tener una oportunidad de salir adelante, con el sudor de su frente, y no son mareros ni terroristas como asegura Donald Trump.