A eso de las 8:45 p.m. del jueves 3 de julio de 2008, un grupo de 33 feligreses que se dirigía en un bus a la colonia Dolores, en el sur de San Salvador, luego de un culto en la iglesia Misión Cristiana Elim, ubicada en Ilopango.
Una fuerte tormenta azotaba el 3 de julio de 2008 en El Salvador, debido al paso de una onda tropical cuando a eso de las 8:00 de la noche un autobús con un letrero pintado «Cristo Viene Pronto» transportaba a 32 personas desde la iglesia Misión Cristiana Elim, en Ilopango, hacia la colonia Dolores de San Salvador; el río El Arenal había crecido debido a la intensa lluvia y un repunte golpeó de frente al autobús amarillo e hizo que el motor se apagara.
Reportes periodísticos recuerdan que fueron 10 minutos de gritos, llanto y agonía de la treintena de personas que poco a poco eran arrastradas por la furia de El Arenal que buscaba salir de la zona urbana.

Un solo joven logró sobrevivir, lanzándose al agua a un metro y medio de unas viviendas que ayudaron a rescatarlo: Fabricio Rubén Montoya de 16 años en ese entonces fue el único que vivió para contar la angustia que se vivió al interior del bus.
Después de la tragedia, la sociedad se volcó a reclamar la falta de obras de mitigación en el barrio La Vega, zona donde El Arenal arrastró al bus.